Cada vez son más las personas que por diferentes motivos tienen que someterse a un proceso de fecundación in vitro. Si tú también estás pensando en tener un hijo a través de este sistema, en este artículo te voy a mostrar los 5 pasos que tendrás que pasar, independientemente de la clínica que contrates.
Estimulación de los ovarios
Lo primero que hay que hacer es estimular la creación de ovarios de la mujer que quiere quedarse embarazada. Lo más normal suele ser que la mujer solo libere un ovulo al mes, pero gracias a esta estimulación se consigue que se liberen unos 10 óvulos aproximadamente.
La estimulación comienza el segundo día de la menstruación y tiene una duración de unos 10 días. Esto hace que tengas que acudir en más de una ocasión a la clínica para que los expertos lleven un control.
Extracción del ovario
Cuando la estimulación ha tenido éxito, el segundo paso de la fecundación in vitro es extraer los óvulos. Este paso también es conocido bajo el nombre de aspiración folicular.
Este paso se suele hacer varios días después de acabar la estimulación de los ovarios. Suele realizarse el segundo o tercer días después de acabar el paso anterior.
Para realizar esta extracción, se realiza una pequeña intervención que no suele superar los 15 minutos. Y una vez realizada la intervención, la paciente solo tendrá que esperar un par de horas y luego ya se puede ir a casa. Es decir, en ningún momento hace falta la hospitalización.
Fecundación de los óvulos
El tercer paso es la fecundación de los óvulos. Esta fecundación en laboratorio tiene que realizarse con el esperma en un periodo de tiempo corto. Para tener éxito, se evita que la fecundación tarde más de 24 horas. Por este motivo, suele ser normal solicitar el esperma del padre el mismo día de la entrega de los óvulos.
Dependiendo del problema de la infertilidad, la clínica tendrá que poner en práctica una técnica u otra para tener éxito en el futuro embarazo de la mujer. El objetivo es conseguir fecundar rápidamente el óvulo con el esperma del hombre. Por ejemplo, si hay problemas de unión, en ocasiones se usa la técnica ICSI. Esta es la técnica que se suele usar cuando el esperma tiene problemas de entrar en el ovario de manera natural. Gracias a esta técnica, se introduce el espermatozoide en el interior del óvulo y así la probabilidad de éxito es mucho más elevada.
Una vez realizada la fecundación, se cultiva el cigoto para conseguir que la mayoría de óvulos evolucione por buen camino. Gracias a este cultivo, los expertos pueden ver si el cigoto se está desarrollando de manera adecuada.
Cultivo embrionario
El cultivo embrionario es uno de los pasos más importantes, el cual dictaminará si el cigoto evoluciona bien o en cambio hay problemas en su desarrollo.
Esto quiere decir que los especialistas tendrán que seguir la evolución del ovulo fecundado cuando se comience a dividir. Estos óvulos que se están dividiendo se llama embrión y se conservan en incubadoras especiales.
Para tener el máximo éxito posible, los embriones tienen que estar controlados las 24 horas del día.
Para que te hagas a la idea, este paso suele durar hasta 5 días, aunque dependerá de la clínica y sus tratamientos. Una vez pasado este tiempo, el especialista seleccionará los embriones que mejor están. Si hay muchos embriones que han tenido éxito se puede apostar por la opción de congelarlos por si en el futuro hiciesen alta.
Transferencia de los embriones
Este es el último paso dentro de la fecundación in vitro. A través de una técnica poco invasiva, el profesional trasfiere los embriones que han evolucionado mejor al interior del útero de la madre. Como la probabilidad de que algún embrión no evolucione correctamente dentro del óvulo es alta, normalmente se suele apostar por introducir más de un embrión. Esto hace que las probabilidades de embarazo sean mayores, aunque también puede producir que el embarazo venga con más de un bebé.
Una vez transferidos los embriones, la mujer se puede ir a casa, gracias a que no hay ningún tipo de hospitalización para este tratamiento. Eso sí, se suele recomendar que la mujer rebaje el ritmo o si el riesgo es elevado, que haya reposo total.
Eso sí, con esta trasferencia no quiere decir que la mujer quede embarazada. Para saber si el embarazo se ha producido, hay que esperar de 2 a 3 semanas. En este momento, se hace una ecografía. A través de la eco se puede ver si algún embrión ha enganchado y en consecuencia si la mujer ha quedado embarazada.
Además, se lleva un seguimiento continuo para ver la evolución del feto y evitar que se pueda perder en el momento menos oportuno. De aquí que el reposo sea muy recomendado, sobre todo en las mujeres que ya se han tenido que someter a este tratamiento en más de una ocasión.