La mamoplastia es una técnica quirúrgica a la cual acuden cada vez más mujeres para modificar sus pechos. Esta técnica se ha realiza en pacientes que quieren aumentar su belleza, como para para reconstruir los senos cuando se ha pasado por una enfermedad como el cáncer de mama.
¿Qué es la mamoplastia?
La mamoplastia es el conjunto de técnicas quirúrgicas que se utilizan para modificar el pecho de una mujer. Esta técnica se usa tanto para modelar la mama, como darla forma, aumentarla o reconstruirla en caso de haber sufrido cáncer de mama.
El objetivo siempre es el de conseguir que la mama modificada tenga un aspecto natural, tanto si se ha aumentado el pecho, como si se ha disminuido, elevado o reconstruido. Son tales los avances conseguidos, que a día de hoy es muy complicado diferenciar un pecho natural de uno modificado a través de este tipo de técnicas.
¿En qué consiste una mamoplastia de aumento?
Si quieres realizarte un amento de pecho, la mamoplastia de aumento es la mejor opción que tienes a día de hoy para conseguirlo. Eso sí, esta técnica solo se realiza a personas que están sanas y son estables emocionalmente. Si los médicos notan que el paciente no cumple alguno de esos dos factores, no harán la intervención a la persona.
Normalmente este tipo de intervenciones se suelen realizar a las mujeres que tienen un pecho flácido y caído. Esto suele pasar en muchas ocasiones tras el embarazo.
A la hora de solicitar este tipo de intervención, en primer lugar el cirujano evaluará el pecho y expondrá si es factible o no la intervención. A continuación, debatirá con la paciente del tamaño del pecho, para más tarde citar a la paciente a la intervención.
La intervención siempre se realiza con anestesia general, con el objetivo de que la paciente no sienta ningún tipo de dolor cuando el cirujano le introduzca los implantes debajo de los senos.
Además, el médico solicitará información al paciente de la medicación que está tomando, con el fin de ver si es o no factible realizarla. Además el paciente tendrá que realizar una dieta especial, con el objetivo de reducir el nivel de grasas y harinas ingeridas durante los días previos a la intervención.
Una vez realizada la operación, los cuidados postoperatorios son mínimos, pero es importante seguir una evolución para ver si el cuerpo rechaza o no los implantes.
Tipos de prótesis
En el mercado podrás encontrar diferentes tipos de prótesis. En este artículo te vamos a mostrar las más importantes, pero puedes pedir más información en SaniHub.
Prótesis de gel de silicona: para este tipo de prótesis se utiliza un gel especial de silicona con un nivel alto de cohesividad. Realmente esta es la opción más usada a la hora de realizar implantes mamarios, porque en caso de rotura, es muy complicado que el relleno se derrame. Además, este tipo de prótesis ofrece un aspecto natural del pecho. Eso sí, es importante hacerse una resonancia cada cierto tiempo, con el fin de asegurarse de que todo está correctamente.
Solución salina: es un tipo de prótesis que está formado por suero fisiológico y sal que se usa como relleno. Es una opción que es usada por una parte de las pacientes, pero el inconveniente es que con el paso del tiempo la prótesis se va desgastando. Esto provoca que el volumen del pecho poco a poco vaya disminuyendo. La disminución del pecho provoca que el mismo no quede natural, porque se producen dobleces y ondulaciones. En este caso, si la bolsa se rompe, el suero es absorbido por el organismo, de aquí que no sea ningún problema para la salud. Eso sí, en caso de rotura se verá como el pecho baja de volumen a un ritmo elevado.
Sea cual sea el tipo de prótesis que uses, ten en cuenta que se deben cambiar cada 12 años más o menos.
¿En qué consiste una mamoplastia de reducción?
Este tipo de intervención suele tener menos demanda que el de aumento. Normalmente las mujeres que lo solicitan, lo hacen por problemas de salud y no por problemas estéticos. Un pecho muy grande puede provocar dolores de espalda y ofrecer problemas a la hora de realizar determinadas tareas. Para evitarlo, el cirujano reducirá el pecho, para adaptarlo a un tamaño más adecuado. Eso sí, una vez que la mujer haya pasado por esta intervención, la mujer ya no podrá volver a amamantar a ningún bebe tras el embarazo. Por este motivo, se recomienda realizar cuando la mujer ya esté segura de que no va a tener más hijos.
Esta intervención se realiza con anestesia general y suele durar unas 4 horas, aunque dependerá de cada caso.
Antes de solicitar esta intervención, debes tener en cuenta que pueden quedar cicatrices. Normalmente la cicatriz no suele ser muy llamativa, pero es importante tener este detalle en cuenta.
Cómo es el postoperatorio
Tras la intervención, es natural que la mujer tenga molestias. Si todo ha ido bien, estas molestias deberían eliminarse en un periodo máximo de 2 días. Eso sí, en algunos casos el tiempo de recuperación puede ser superior.
Pasados unos días, la mujer podrá retirar los apósitos y tendrá que usar un sujetador especial. El tiempo que la mujer deberá llevar este sujetador será el tiempo que indique el cirujano. El objetivo es el de conseguir que todo quede bien y no haya ningún problema tras la operación.
Algunas mujeres tras realizarse este tratamiento sufren ardores en los senos. Estos ardores pueden llegar a durar hasta 2 semanas, aunque según van pasando los días, los síntomas se van reduciendo.
El cirujano tendrá que llevar un control durante los primeros meses tras la operación, para ver si todo ha ido de manera correcta. Y es que los resultados no se pueden valorar hasta que no han pasado algunos meses. Eso sí, la mujer podrá hacer vida real en pocos días y disfrutar de la comodidad de tener un pecho reducido.